¿Qué son las aftas y cómo se forman?

Si nunca ha tenido aftas, seguro que oyó hablar de ellas en alguno de los muchos comerciales de la televisión que ofrecen algún tipo de tratamiento sin receta médica. Aunque las aftas no representan un serio problema para el 20% de los americanos que sufren de ellas, podríamos decir que no son precisamente una condición “a pedir de boca”.

¿Qué son las aftas y cómo se diferencian de los fuegos?

Las aftas son pequeñas úlceras que crecen a raíz de una infección bacteriana y se pueden presentar debajo de la lengua, dentro de las mejillas o labios y en la base de las encías. Aun cuando se puede padecer de aftas a cualquier edad, se dan normalmente en personas de entre 10 y 20 años de edad y pueden aparecer también en personas mayores.

Los fuegos o calenturas (también conocidos como herpes labial) son muy distintos ya que se desarrollan a partir de una infección viral y son contagiosos. Los fuegos también aparecen en los labios o en su base. Sin embargo las aftas, como es el caso de la mayoría de las infecciones bacteriana, no son contagiosas por lo que las personas que las tengan no deben preocuparse por infectar a otras.

¿Cómo se forman las aftas?

Las aftas siempre tienen una forma redonda, miden desde 2mm hasta un poco más de un centímetro y pueden aparecer por si solas o en grupos infecciosos de hasta 100 unidades del tamaño de la cabeza de un alfiler. El afta puede ser amarillenta o gris y está rodeada de un círculo de tejido inflamado de color rojo o blanco, conocido como “halo”.

Si la forma o color se encuentra fuera de estos parámetros, es importante que solicite la consulta de un doctor o dentista profesional de forma inmediata para determinar si la lesión es una afta común o una condición más seria que requiera atención médica inmediata.

Existen 3 tipos de aftas

La existencia de aftas se remonta a miles de años atrás, apareciendo las referencias históricas por allá del siglo IV a de C. Existen tres tipos de aftas.

1. Aftas menores

Es la más común de las aftas, representando el 80% de todos los casos, según el Journal of Oral and Maxillofacial Pathology, publicado por el National Institutes of Health (NIH). Estas lesiones aparecen individualmente y miden de 8 a 10mm. Estas pueden crear dificultades para hablar o comer, aunque normalmente sanan en un período de dos semanas y afortunadamente no dejan ninguna cicatriz.

2. Aftas mayores

Las aftas mayores, también conocidas como la Enfermedad de Sutton, afectan al 15% de aquellas personas que sufren de aftas. “Mayor” significa que aunque éstas son al principio de tamaño pequeño, pueden llegar a alcanzar un diámetro de más de un centímetro, aproximadamente el tamaño de una moneda de un centavo. Normalmente, aparecen cerca de los labios o debajo de la lengua, y aun cuando sanan por sí solas, el proceso puede tardar hasta seis semanas y dejar una cicatriz.

3. Aftas Herpetiformes

El Journal of Oral and Maxillofacial Pathology describe las Aftas Herpetiformes como “grupos de úlceras múltiples recurrentes”. A pesar de ser muy pequeñas (de 2mm a 3mm), puede desarrollarse un centenar de ellas al mismo tiempo y también pueden aglomerarse en una lesión significativamente más grande. Pueden tener una apariencia terrible pero sanan por sí solas en menos de dos semanas y no dejan ninguna cicatriz permanente.

¿Por qué se desarrollan las aftas?

A pesar de que los científicos sigan sin saber por qué se forman las aftas, existen varios factores de riesgo que contribuyen a la posibilidad de que estas úlceras aparezcan.

• Predisposición genética: Aproximadamente el 40% de las personas que sufren de aftas tienen familiares que también las han tenido.
• Trauma: La anestesia inyectada localmente antes de un procedimiento dental, el morderse accidentalmente el interior de la mejilla e incluso accidentes con objetos dentro de la boca como es el cepillado intenso en las encías también pueden contribuir al desarrollo de estas heridas. Lo que sucede es que las bacterias se introducen a las encías a través de heridas minúsculas, causando así una infección.
• Problemas gastrointestinales: La sensibilidad al gluten, la enfermedad celiaca, la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerativa, todas ellas se cree que están relacionadas con el desarrollo de aftas. Si padece de alguna de estas enfermedades, es importante que hable con su dentista sobre otros riesgos de salud que pueden derivarse del gluten o intolerancia a algunos alimentos.
• Medicamentos con receta médica: Los siguientes medicamentos pueden causar úlceras orales, las cuales podrían ser aftas. Si utiliza alguno de estos medicamentos, no deje de hacerlo pero coméntelo con su médico:
• Angiotensin, convertidor de enzima inhibidora catopril – Prescrita para tratar presión alta y problemas cardíacos, así como para prevenir problemas después de un infarto y prevenir problemas renales asociados con la diabetes;
• Sales doradas (Gold salts) – Utilizadas para tratar dolor asociado con la artritis y otras enfermedades que causan inflamaciones;
• Nicarondil – Prescrito para tratar la angina de pecho y prevenir que los vasos sanguíneos cerca del corazón se vuelvan más angostos;
• Phenindione – Un anticoagulante prescrito para tratar coágulos y reducir el riesgo de desarrollar coágulos;
• Phenobarbital – Prescrito para la epilepsia, este medicamento estabiliza la actividad eléctrica del cerebro;
• Drogas antinflamatorias sin esteroides (NSAIDS) – Esto incluye el ibuprofeno, diclofenac y naproxen, los cuales son utilizados para tratar dolores;
• Piroxicam – También un NSAID usado en forma de gel para tratar ciertas áreas del cuerpo con algún tipo de dolor, tales como dolores musculares o de las articulaciones.
• Estrés: Se cree que el estrés puede actuar como un catalizador para el desarrollo de aftas. Además, se cree que las personas que reaccionan al estrés al morderse los labios o el interior de las mejillas inconscientemente pueden ocasionar la aparición de aftas.
• Deficiencias vitamínicas: Todos sabemos que una dieta equilibrada es clave para una buena salud a largo plazo. Deficiencias en hierro, vitamina B12 y ácido fólico pueden contribuir al desarrollo de aftas.

Si la lesión es más seria que un afta, cuanto antes sea identificada antes podremos determinar la causa, así como ayudar a tratarla y a manejar los síntomas.

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