Es conocimiento general que el fumar cigarros causa daños al cuerpo, especialmente a largo plazo. Siendo que la boca es frecuentemente referida como la “puerta al cuerpo”, la inhalación de agentes carcinógenos, el alquitrán y humo afectan todo nuestro cuerpo, comenzando por la boca.
Los efectos más generales de fumar son el mal aliento, la descoloración de los dientes y el incremento de placa y zarro dental. Aquellas personas que fuman habitualmente y por tiempo prolongado sufren de una variedad de efectos tales como la pérdida de hueso en la mandíbula, inflamación en las glándulas salivales, un riesgo aumentado de desarrollar leucoplasia (manchas del color gris o blanco sobre la lengua, encías o paladar), así como un alto riesgo de desarrollar enfermedad de las encías, la pérdida de dientes y el desarrollar cáncer bucal.
Las personas que fuman presentan un alto riesgo de desarrollar enfermedades en las encías. El fumar va erosionando el tejido suave y el hueso que ancla los dientes a la mandíbula. Cuando el tejido y el hueso erosionan, se forman unos pequeños “bolsos” alrededor de los dientes en donde se acumulan la placa y bacterias. En algunos fumadores la enfermedad de las encías se hace obvia por el sangrado, pero en muchos otros casos las señas no son evidentes y transcurre una gran cantidad de tiempo antes de que se identifiquen y que se requiera de un tratamiento. La erosión prolongada ocasiona que los bolsos alrededor de los dientes se profundicen, que aumente la pérdida del hueso en la mandíbula y que se puedan desarrollar caries y/o pérdidas dentales.
Por otro lado, el fumar obstaculiza y prolonga el proceso de sanamiento si se ha hecho algún tratamiento, siendo que el flujo sanguíneo a las encías se ve afectado por el fumar. Aquellas personas que requieren de tratamientos complejos tales como implantes y cirugías bucales tendrán un tasa de éxito más baja y un período de recuperación más prolongado que en aquellas personas que no fuman. Los tratamientos dentales como coronas y puentes son afectados por la recesión en hueso ocasionada por fumar.
El cáncer bucal es una enfermedad que se da más comúnmente en fumadores. Según la Sociedad Americana de Cáncer, casi un 90% de los pacientes con cáncer bucal o varios tipos de cánceres en la garganta usan o han usado tabaco. Asimismo, éstos son seis veces más propensos a desarrollar estos tipos de cánceres y el riesgo aumenta con el uso prolongado del tabaco.
Aún cuando las personas que fuman presenten efectos visibles, tales como el incremento en el zarro o la descoloración de los dientes, existen una gran cantidad de fumadores que nunca exhiben señales visibles de enfermedades en las encías. El llevar a cabo un examen dental dos veces al año es muy importante para el diagnóstico de posible condiciones bucales antes de que se sufran síntomas dolorosos. Tu dentista puede explicarte con más detalle cómo el fumar afecta las encías y los dientes. El dejar de fumar como medida preventiva es un primer gran paso para reducir posibles problemas y efectos negativos del uso del cigarro.